Buenos Aires, 13 de marzo de 2013.-

    A Su Santidad el

    PAPA FRANCISCO

    Palacio Apostólico

    Ciudad del Vaticano

     S./D.-

         Santo Padre:

     Tenemos el altísimo honor de dirigirnos a S.Sa., en representación del COLEGIO PÚBLICO DE ABOGADOS DE LA CAPITAL FEDERAL, a fin de hacerle llegar nuestras más sinceras felicitaciones por la designación tan merecida que ha recibido y, por vuestro intermedio, a todos los pastores que han contribuido para ello.

     Vuestro nombre, -Francisco -, tiene la impronta de las necesidades de nuestro tiempo y que sabemos que Ud. las ha demostrado durante toda su vida: la sencillez, fortaleza, coraje y alegría.

     La sencillez de la sincera humildad que nace del corazón ante el dolor de aquellos que nada tienen y que todo lo dan, como la viuda de Sarepta.

     La fortaleza para no claudicar y mantener el rumbo ante las tormentas, con la calma de quien no duda del amor de nuestra Madre.

     El coraje para afrontar los desafíos ante las adversidades de estos tiempos que nos muestran el rostro desfigurado de la Iglesia.

     La alegría que nos transmite de sentirnos hijos de Dios, mientras esperamos el regreso de Nuestro Señor Jesucristo y su Reino de Justicia.

     S.Sa., desde nuestro pequeño lugar en el mundo queremos ponernos a de su disposición e informarle que, en nuestro Colegio, funciona una Comisión de Abogados por la Paz y la No Violencia y el Instituto de Derecho de Culto y Libertad Religiosa pues estamos convencidos de que nuestra función profesional es la de colaborar con la construcción de la paz social, respetando al hombre en toda su divina dimensión.

    Los necesitados del mundo, nos sentimos como ovejas sin pastor y nos preguntamos ¿Señor, a quién iremos?. Por ello bregamos para que S.Sa., con la ayuda de la Ssma. Madre nos conduzca entre las tinieblas.

    Dios lo cobije entre sus manos.